Al igual que las paredes de una casa son lo primero que se percibe, nuestra piel es la primera impresión que damos. A simple vista, las heridas y cicatrices en la piel son visibles, al igual que las grietas en una pared. Sin embargo, al igual que no podemos ver el interior de una casa a simple vista, no podemos percibir que está sucediendo dentro de una persona a primera vista.
La disposición de esta propuesta revela el paralelismo entre la 'piel' de nuestro hogar, es decir, sus paredes, y la piel de nuestro cuerpo. Se ilustra cómo tanto la piel como las paredes son superficies que contienen la esencia de un hogar o de nosotros mismos, siendo ambos espacios los que habitamos.